El sentimiento de finalizar un año tan complejo como el 2020 me ha llevado a reflexionar sobre la situación del cine en nuestro país. Fue el año de la pandemia, del confinamiento social, pero también de la virtualidad y de la exploración de nuevas formas de experimentar la cinematografía. Por esas y muchas otras razones merece un lugar en nuestro blog.
En marzo de 2020, en México y en el mundo, inició el largo camino del distanciamiento social como medida de seguridad ante la pandemia por la Covid-19. Estadios, museos, cines, centros culturales, salas de conciertos y muchos otros recintos que cotidianamente abrían sus puertas a un gran número de asistentes, pronto se vieron obligados a suspender sus servicios.
Han pasado ya 9 meses de aquellos cierres al público y nuestra forma de interactuar con el exterior experimentó grandes cambios a los que todas y todos nos hemos ido adaptando sin opción alguna.
En el medio cinematográfico surgieron variaciones en las formas de realizar las tareas de producción, exhibición y difusión. Se trató de un largo proceso que durante estos meses ha hecho implícita la lucha para que los contenidos audiovisuales poco convencionales (no los de las grandes cadenas comerciales), pertenecientes a las carteleras de muestras, festivales, ciclos, colectivos y más, sigan llegando a los espectadores a pesar de las circunstancias.
Sin duda alguna, la virtualidad se convirtió en la herramienta principal de trabajo de los gestores culturales ya que poco a poco, se generaron proyectos que sirvieron como solución al problema del encierro y dieron continuidad a las actividades que tienen el objetivo, no sólo de la exhibición, sino de la reflexión y del diálogo con las más recientes creaciones del cine mexicano y extranjero.
Como en cualquier proceso, se atravesaron distintas etapas para llegar a consolidar los modos de vivir la cinematografía en la llamada “nueva normalidad”. El primer momento fue de incertidumbre, nadie sabía qué sucedería con la exhibición de cine en ninguna de sus modalidades, tampoco se sabía con certeza qué pasaría con festivales institucionales y de asociaciones. Menos seguridad existía para los proyectos independientes y autogestivos.
Luego comenzó la etapa de planeación, en la que por fin se aceptó que las cosas habían cambiado y que no había otra opción que comenzar a organizar actividades y presentar contenidos en línea. Diversos festivales y muestras emprendieron labores dentro de esta nueva modalidad de exhibición. Algunos recurrieron a plataformas ya existentes y consolidadas. FilminLatino fue sin duda la que más presencia tuvo durante estos momentos, siendo sede virtual de gran parte de los eventos.
Otras plataformas también fueron recurrentes como sedes de festivales, entre ellas figuran Festhome que albergó la 15° edición del Festival Internacional de Cortometrajes Shorts México y la del Festival de Cine y Vídeo Femenino Dulcísimo Ovario.
La situación también dio lugar al nacimiento de otros espacios digitales que ofrecieron en su catálogo el contenido de proyectos cinematográficos. Uno de ellos y que es muy especial por el aporte que representa en materia de cultura a nivel nacional, es MX PLAY. Se trata de una plataforma de transmisión de contenidos de la televisión pública de México que fue sede del Contra el Silencio Todas las Voces, XI Encuentro Hispanoamericano de Cine y Video Documental Independiente.
La creación de plataformas únicas e independientes también fue una gran sorpresa para este año y es que a través del uso de herramientas tecnológicas, algunos festivales inauguraron sitios especiales para compartir sus contenidos, el caso más interesante es el de DOCS MX con su Docs en línea, donde fue posible disfrutar sin costo de los documentales que programaron para su 15° edición, además de abrir la opción de renta de películas a los usuarios.
La televisión también fue un portal indispensable para estos meses pues al igual que las plataformas de internet, diversos canales fueron sede de festivales, muestras y encuentros. El mejor ejemplo es el caso de Festival de Cine de Barrio (que este año fue organizado desde la Alcaldía Iztapalapa pese que a las actividades se realizaron a la distancia con programación en FilminLatino y Facebook). Dicho festival también colaboró con distintos canales de la Ciudad de México para poder transmitir algunos de los documentales más significativos de esta edición, entre ellos figuran los canales Capital 21, La Octava y Canal 14, lo que creó una oportunidad estupenda para las personas que no cuentan con conexión internet o con dispositivos móviles.
Las redes sociales fueron otro portal indispensable dentro de todo este sistema de virtualidad fílmica. Las transmisiones en Facebook, Instagram y YouTube incrementaron considerablemente durante estos meses pues se convirtieron en vías adecuadas para la realización de conversatorios, entrevistas, encuentros, diálogos y muchos otros eventos que fueron emitidos en vivo. Del mismo modo, algunos cineclubes que interrumpieron actividades presenciales, continuaron con sus proyecciones habituales por medio de estas herramientas que son de las más comunes en la vida cotidiana de mexicanas y mexicanos.
Vimeo también se posicionó como uno de los sitios de video más vistos en el 2020 pues fue casi a comienzos de la cuarentena cuando muchos realizadores, por voluntad propia, compartieron su obra a través de este portal. Del mismo modo, Vimeo también desempeñó el papel de sede digital de grandes muestras de cine, un caso concreto fue el de Ambulante en casa, cuyas transmisiones de charlas con invitados especiales se llevó a cabo en esta página.
Después de tantas semanas de cuarentena, las cosas tomaron su curso y oficialmente podemos decir que durante el 2020, disfrutamos de toda una oferta cinematográfica gratuita a través de plataformas, redes digitales, televisión abierta y algunos autocinemas.
Cabe resaltar el aspecto de que gracias a dicha virtualidad, los contenidos tienen un mayor alcance del que es posible presencialmente en salas, foros o espacios alternativos. La razón de esto es el rompimiento de las barreras físicas. Sabemos que el internet posibilita que las personas que residen fuera de la Ciudad de México, o incluso fuera del país, tengan oportunidad de llegar a películas a las que difícilmente tendrían acceso de no ser por este nuevo “modus operandi”.
De igual forma, los habitantes de la ciudad ahora pudieron gozar de festivales con sede en el interior de la República; el Festival Internacional de Cine de Monterrey, el Guanajuato International Film Fest, el Festival Internacional de Cine Documental de Querétaro DOQUMENTA , el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, el Festival Internacional de Cine Silente de México (con sede en Puebla), el Festival Internacional de Cine de Morelia, el Festival de Cine de Fresnillo, el Festival Internacional de Cine de Terror, Horror, Suspenso y Ciencia Ficción Espanto Film Fest (con sede en Hidalgo) y el Festival Internacional de Cine de León, por mencionar sólo algunos de los que abrieron su programación a todo el país y sin costo.
Algunos cines reanudaron funciones aplicando los lineamientos de medidas de protección a la salud para el regreso seguro a las actividades presenciales durante el semáforo naranja y amarillo. Sin embargo, muchas personas prefirieron seguir en el aislamiento mientras les fue posible. Desafortunadamente, el pasado 18 de diciembre el semáforo regreso al habitual rojo en la Ciudad de México y Estado de México provocando que los pocos cines o espacios abiertos, suspendieran labores una vez más.
Pese a las circunstancias poco favorecedoras en cuanto al semáforo epidemiológico de las ciudades del país, la oferta cultural “a distancia” fue tan grande, que es comprensible que los amantes del cine y otras expresiones artísticas sigan en casa aprovechando de la experiencia digital en sus ratos libres.
Por último, no podemos pasar por alto los acontecimientos lamentables que ocurrieron en el año pandémico, el más reciente fue el inevitable cierre de La Casa del Cine MX, aquel terruño que nos acogió cálidamente desde el año 2010. El espacio anunció su clausura oficial el día 17 de diciembre dejando claro que su participación en el mundo de la exhibición y estudio de la cinematografía continuará reflejado en una plataforma.
La pandemia trajo consigo una mutación en las formas de ver y pensar el arte fílmico por medio de las sedes digitales, que si bien ya existían, nunca habían tenido tanta fuerza como en este año. Ahora lo único que queda es seguir pendientes del proceso para ser testigos de qué forma ayudó o afectó este cambio de paradigma al medio cinematográfico nacional y todo lo que implica en materia de gestión, exhibición y difusión.